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Miedo al folio en blanco

La inquietud por no saber por dónde abordar un nuevo artículo o por lo que opinará tu audiencia al leerlo son recurrentes entre los que nos dedicamos a ello. Si te encuentras en esta situación debes saber que se trata de algo muy natural y reversible. Existen días de sequía en los que parece imposible hilvanar varias ideas en un mismo párrafo o en los que la indecisión se apodera de uno.

Sin embargo, todo esto forma parte del oficio de la creación de contenido y su mejor revulsivo radica en trabajar la creatividad. Nada sucede por casualidad, por tanto, si te dedicas a la redacción o deseas hacerlo y no sabes por dónde empezar presta atención a las recomendaciones que te presento a continuación.

Cómo lograr que las ideas fluyan y redactar textos interesantes con regularidad

No existen secretos. Si deseas potenciar tu capacidad de escritura debes elaborar tu propia rutina de actividades que contribuya a rebajar esa ansiedad y a alimentar tu creatividad. Lo vemos en las siguientes líneas.

Vence el síndrome del impostor

A todos nos pasa que tendemos a dejarnos guiar por esa vocecita que dice NO a todo. Nos bloquea y no nos permite avanzar cuestionando cada paso que damos. Por ello, no consientas que se salga con la suya y no te conviertas en tu peor enemigo.

Recuerda que si deseas avanzar en tu carrera, cualquiera que sea el ámbito, debes emprender nuevos caminos, pese a que a priori te asusten o entrañen ciertos riesgos. Las dificultades de ese momento te ayudarán a forjar una segunda piel que te resultará vital para continuar creciendo.

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Estimula tu creatividad

Como cualquier músculo, el cerebro necesita ser ejercitado para rendir al máximo de sus capacidades. Si lo tuyo es escribir no puedes dejar pasar la oportunidad de leer todo lo que caiga en tus manos. Aquello que no guarda ninguna relación con el tema sobre el que debes escribir también te servirá para desconectar y propiciar que afloren las ideas.

Releer tus propios textos, aquellos que ni te acordabas que habías escrito, y aprovechar una vieja libreta para anotar en ella todo lo que se te ocurra constituyen igualmente prácticas útiles para el fin que nos ocupa.

Traza un plan de escritura

De nada servirá todo este esfuerzo y esta ejercitación si estas pautas no pertenecen a una planificación previa que les otorgue sentido. Deberás elaborar un plan de escritura a una semana vista con los objetivos para cada día (qué días vas a documentarte, qué días vas a escribir, cuántas páginas vas a redactar, sobre qué, etc.).

Márcate metas sencillas que puedas completar a diario. De este modo, conseguirás aminorar esa presión bloqueante al verte capaz de culminar tareas. Acompáñalo de una lluvia de ideas para armar tu texto y esquematízalas para contextualizar. Ya tendrás el grueso del trabajo realizado. Repitiendo esta rutina una y otra vez no tardarás en comprobar cómo tu capacidad narrativa va creciendo y ese miedo al folio en blanco queda desterrado.

Quizá te parezca algo atrevido, pero ojear varios blogs que te resulten de interés y compartir en ellos tus textos constituirá un excelente acicate para perfeccionar y acrecentar tu capacidad de escritura. ¿Preparado para ponerlo en práctica?