La perfección no es posible, solo puedes aspirar a la excelencia. Ese debe ser tu objetivo, conseguir que tu trabajo sea muy bueno. No te conformes con hacer las cosas bien. Puedes hacerlo mejor. Tienes que despertar la parte de ti que te lleva a mejorar. Vas a necesitar hacer un esfuerzo, poner voluntad y empeño. Lo harás no porque sea fácil, sino porque es difícil. Activa la mente. Sé proactivo. Deja de ser un vagón para convertirte en locomotora. Toma el control, decide y actúa con mente flexible, espaldas anchas, mano izquierda e inteligencia lateral.
Lo primero es fijar un fin en mente. Saber lo que quieres. Grabarlo en la cabeza. Es muy importante la previsualización del recorrido como un piloto en los instantes previos a la salida del descenso en trineo bobsleigh. Vemos en nuestra mente el camino que vamos a recorrer. Nos debemos sentir capaces y cómodos. Ser conscientes de las limitaciones.
Haz una hoja de ruta planificando el proyecto. Da prioridad a lo importante sobre lo urgente. Aprende a decir “no” a los ladrones del tiempo. Expulsa a los demonios que te quieren desviar la atención y a los que te tientan con excusas para frenarte. Enfoca en la efectividad. Sé productivo. Sin precipitación, pero sin dormirte. Paso a paso, uno detrás de otro.
Cree en ti. Mantente firme, no te dejes vencer por las dificultades, convierte los problemas en retos y las dificultades en oportunidades. Utiliza tus recursos para salir adelante o busca ayuda, pero lucha. Hazlo porque lo disfrutas, pon amor. Pero a veces hay que hacer cosas que no te gustan. Entonces pon profesionalidad. Es básico tener capacitación y formación. Estudia, aprende, investiga. Mantente formado, documentado, actualizado, participa en foros, conoce todo lo que puedas de tu profesión.
Busca relaciones personales y sinergias con tus colaboradores, compañeros, colegas, clientes, proveedores. Eres tú y tus circunstancias. Adáptate al entorno, mejora la comunicación y el protocolo. Cuida tu imagen. Nadie es mejor ni peor, solo diferente. Cada persona tiene cualidades positivas, descúbrelas, fortalécelas y aprovéchalas. Huye de la vanidad, la soberbia, la prepotencia y el autoritarismo para encontrarte con la cordialidad, la educación, el respeto y el diálogo, manteniendo siempre el derecho a discrepar, no estar de acuerdo, tener otra opinión y poder expresarla. Tener derecho también a que no todo el mundo te caiga bien y que tú tampoco seas del agrado de algunos, pero que eso no sea obstáculo para mantener relaciones respetuosas. Separa el trabajo de tu vida personal. No lo mezcles. Encuentra fuera del trabajo algo que te ayude a desconectar, descansar, evadirte, disfrutar de otras cosas que te gusten.
Si no te conocen no existes. Enseña al mundo lo que sabes hacer a través de una WEB, redes sociales, blogs, foros o revistas especializadas. Crea tu identidad, personalidad, algo que te identifica y posiciona, que te define. Lo que quieres comunicar y lo que piensan de ti. Esto es una tarea diaria, que nunca acaba y que resulta imprescindible. Debes vender tanto tu trabajo como tu imagen.
Trepa hasta la cima en la Pirámide de Maslow: la autorrealización profesional, donde encuentras el reconocimiento y eres capaz de crear. Entonces has conseguido el éxito.